Pecaditos

Pues les sigue fallando, desde siempre, el trato con el cliente. No se puede ser tan borde ni tan antipático. El local es estupendo, céntrico y agradable. Lo que venden se puede comer y beber.

Los clientes son invisibles para los camareros. La verdad es que se quitan las ganas de pedir porque siempre están de mal humor y con cara de pocos amigos. Parece que les encanta su trabajo!

Le sacaría la estrella que he puesto pero no existiría esta reseña si lo hiciera... Sinceramente, considero que hay sitios muchísimo mejores en Burgos donde picar algo con SABOR y que no te timen. Porque la calidad-precio deja bastante que desear... La atención depende del ánimo en el que se encuentren los emplead@s y de todas las veces que he ido rara vez te ofrecen una sonrisa o un plato con cariño... Me ha decepcionado.